martes, 4 de junio de 2013


                        COMO PEZ EN EL AGUA

Todos necesitamos ubicarnos, encontrar nuestro sitio; en el mundo en general y en el nuestro, sea cual sea, en particular. El agua esta muy bien para los peces por más que naden a contracorriente, a la postre eso los hace más fuertes y al final, cuando la corriente vuelve a ser favorable se dan cuenta de que son valientes y poderosos. Por duros que sean los golpes siempre tienen un lado positivo, y es que hacen que los venideros duelan menos, o ya no duelan. Cuando esto sucede, el temor desaparece como la bruma al final de una mañana de primavera, dejando todo tan transparente que casi da miedo por lo parecido que es a la libertad. Se han abierto las puertas del búnker de los sueños y los soñadores campan ahora a sus anchas por ese desierto de banalidades que es la vida. Pero no solos. No esta vez. En esta ocasión aun en medio del ruido ensordecedor que paradójicamente hacen quienes no tienen nada que decir, se escuchan las notas de varias guitarras sutilmente afinadas, se escuchan los diálogos de una película magistral de esas que empezamos a ver y no queremos que acaben, mientras un pintor que luce un extraño sombrero gris, dibuja en el aire ni más ni menos que lo que le da la gana. Al lado de un viejo faro muy lejano,  camuflado entre olas gigantes, mientras uno baila con el mar, el  otro desfila bajo él. Quizás ambos buscan el origen de esa voz que como la mano del pintor, llena el viento de armonía. ¿Quién dice que no existen las sirenas y quién que las fabulas son un cuento? A ninguno de los soñadores les extrañaría que llovieran un día alas de mariposa. Sé que muchos se esconderían asustados en sus casas ante tal hecho inexplicable desde la razón, pero afortunadamente, hoy también sé que algunos extenderían sus brazos al cielo sonriendo y dejándose llevar por el placer del suave cosquilleo de esos trozos de terciopelo multicolor en su piel. Y  todo porque la razón, simplemente es necesaria en ocasiones, pero los sueños y los que los sueñan debieran ser tan imprescindibles como respirar.


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